Un placer conocerte

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Soy nativo del estado de Wisconsin, a unos 160 kilómetros al norte de Chicago. Me criaron en un hogar cristiano, pero asistíamos a una iglesia muy liberal. Nunca conocí a una persona de mi edad que fuera verdaderamente salva. Quería experimentar los placeres del mundo, así que cuando me gradué del colegio, fui a estudiar a una universidad cerca de Chicago. Allí conocí a un grupo de cristianos, y sobre todo me enamoré de una chica cristiana. Por primera vez en varios años comencé a orar para que el Señor me la diera como novia, y Él me respondió. Para estar con ella, la acompañé a las reuniones cristianas, y en febrero de 1974 acepté a Cristo como mi Señor y Salvador. Dentro de un año y medio el Señor me puso como líder del grupo cristiano (se llama Inter-Varsity), y me enviaron al Distrito Federal de México durante el verano, ministrando en la UNAM y en otras escuelas. La experiencia me transformó completamente. 

Cuando me gradué de la universidad en Chicago, fui a Nueva York para desarrollar el ministerio hispano en las universidades. Conocí a mi esposa en la iglesia y nos casamos en 1982; tenemos un hijo.  

Después de terminar mis estudios en el seminario, comencé mi ministerio con el sistema federal de prisiones como capellán (pastor), en prisiones en California, Colorado, Puerto Rico, Arizona y Nueva York. Podría escribir un libro sobre todas las lindas experiencias a lo largo de esos 21 años. 

Cuando me pensioné en el 2008, nos mudamos a Costa Rica, que sirve de base para el ministerio en  América Latina. Queremos apoyar a los pastores y sus familias. Hemos conocido a muchos pastores que aman al Señor y quieren servirle, pero no tienen a nadie que los pastoree. Están solos, a menudo en situaciones muy complicadas. Muchas veces también hay necesidades en el matrimonio pastoral y la familia; mi esposa tiene una gran carga por las esposas y familias.